24 febrero 2005

Una casa. La magnífica sobriedad de la arquitectura criolla. Un gran patio con aljibe circundado de galerías a la que todas las habitaciones abren sus puertas o ventanas. Casa pensada para el encuentro familiar. Al contrario de la arquitectura moderna, un pasillo anónimo e inamistoso, que va arrojando a cada uno a la individual soledad de su habitación.

A UNA CASA
Barrancas al crepúsculo incipiente,
espadaña, reja, aljibe, fuente;
tu amable intimidad de patio fresco
invita al trato afable, al mate franco.

Impertérritas paredes de azulejos desvahídos
pasillos ajedrezados de blanquinegras baldosas
Misteriosos techos, suspicaces rejas, sorprendidas puertas
asediadas por galerías rociadasde sol muriente.

Tu admirable conjunción, tu sobria alianza,
provocan, en arquitectónica templanza,
prudencia colonial, sin desmesuras
ni estridencias, ni hipócritas recatos.

Eres el punto del encuentro, el abrazo
de hermano y hermano, de padre e hijo.
Así viviste, así fuiste concebida,
y es esa tu misión, tu propia vida.