Una luz
te busca,
te encuentra,
te envuelve.
Un sonido
te rodea,
te acosa,
te penetra.
Un aroma
te toca,
te espía,
te asedia.
Y no es nada, nada;
nada que puedas nombrar.
Luz, sonido, aroma:
inasibles objeciones.
07 febrero 2005
en línea
Comentarios generales
Posts Previos
El otro
- Philobiblion
-
De otros
- Lo trágico cotidiano
- Finitud
- Ens
- Esperando nacer
- Desde mi roble
- Aquí estamos
- Santuario
- Cruz y Fierro
- Verso Converso
- XavMP
- Zona de insomio
Archivos
- febrero 2005
- marzo 2005
- abril 2005
- mayo 2005
- junio 2005
- julio 2005
- agosto 2005
- septiembre 2005
- octubre 2005
- noviembre 2005
- diciembre 2005
- febrero 2006
- marzo 2006
- abril 2006
- mayo 2006
- junio 2006
- julio 2006
- agosto 2006
- septiembre 2006
- octubre 2006
- noviembre 2006
"Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre/ aquel que amó, vivió, murió por dentro/ y un buen día bajó a la calle: entonces/ comprendió: y rompió todos su versos" Blas de Otero