07 febrero 2005

Una luz
te busca,
te encuentra,
te envuelve.

Un sonido
te rodea,
te acosa,
te penetra.

Un aroma
te toca,
te espía,
te asedia.

Y no es nada, nada;
nada que puedas nombrar.
Luz, sonido, aroma:
inasibles objeciones.