21 febrero 2005

¿Cómo la tristeza puede ser alegre?. Increiblemente, puede ser así. En estos días lo he visto (y experimentado) de la forma más cruda y tangible. Siempre me dije que esta página no iba a tener nombres, pero estoy tentado de romper esa regla: pude haber estado compartiendo mis últimos diez años de vida con un santo, en el verdadero y más pleno sentido de la palabra, sin darme cuenta.