27 julio 2005

Suspongo que suspenderé por unos días. Por obvias razones.

26 julio 2005

La adoración de la mujer, por el sólo hecho de ser mujer es un lugar común en la poesía de toda época y color.
Es también, creo, lo que nos muestra el evangelio con el gran contraste de las dos grandes mujeres de la cristiandad: María y Magdalena.

LA MUJER
Cuando pueda arrancar de los infiernos
legiones de cariátides humanas,
cuando pueda traer de los edenes
almas de luz con luz apacentadas;
cuando sepa sondear el de los réprobos
infame corazón, lleno de llagas;
cuando sepa sentir el de los ángeles
sentir divino de purezas diáfanas...


Cuando aprenda un idioma no creado
para la grey humana,
que tiene, para hablar, artificiosos
idiomas de paupérrimas palabras,
y no percibe músicas mejores
que el resbalar de las corrientes aguas,
el rebullir de mañaneras brisas,
el arrullar de las palomas cándidas,
y el dulce son de los canoros pájaros,
y el hojear de la alameda gárrula,
ni músicas más hórridas describe
que el fiero aullido de la loba escuálida,
la carcajada del siniestro cárabo,
los alaridos de la hiena flaca,
el silbo horrible de falaz serpiente
y el grito ronco de feroz borrasca...

Cuando aprenda a vibrar todos los rayos
de la tremenda maldición que mata
los gérmenes maléficos
que anidan en las llagas,
y a dar aprenda en bendiciones puras
del alto Edén anticipadas ráfagas,
¡entonces te diré, curioso amigo,
lo que son las mujeres!...


¡Qué!... ¿Te extraña?
Decir que son demonios,
que son flores con alma,
que son blancos arcángeles...
me parece decir cosas muy pálidas.
y si en decires del humano idioma
yo pretendiera bosquejar sus almas,
tal vez oyeras con atento oído
rumor de abismos y batir de alas;
pero la vida de los dos es corta
para que yo, con ruidos de palabras,
cantar pudiese el colosal poema,
maridaje de luz y sombras trágicas,
y tú sentirlo en sus negruras hondas,
y tú sentirlo en sus altezas diáfanas.

Mientras aprendo a contestar, ¡oh amigo!,
tu pregunta abismática,
sigue a la letra mi consejo sano,
regla prudente de conducta sabia;
golpear en la puerta del misterio
es brega estéril de curiosas almas;
cierra los ojos para ver más claro,
vuela y no escarbes, sintetiza y ama,
y canta a la mujer cuando la veas
en el trono de reina de su casa,
o ante la cuna acariciando al hijo,
o ante el sepulcro derramando lágrimas,
o en la sombra de un claustro recluida,
o esperando al esposo desvelada,
o en el templo cantándole a la Virgen
dudas, temores, inquietudes, ansias...


¡Cántala dondequiera que la veas,
ángel o mártir, heroína o santa!

Y si tienes un día
la pena de encontrarla
caída en los infames pudrideros
donde a los suyos el infierno enfanga,
y no puedes hacer el bien supremo
de redimir su alma...
en vez de una canción fustigadora,
dedícale en silencio una plegaria...

Mejor que ver la llaga al microscopio
es cubrirla de bálsamo y curarla.


José María Gabriel y Galán

22 julio 2005

¿Qué voy a decir hoy?. Nada. Ya lo han dicho.

21 julio 2005

Pero retrocedamos en el tiempo. Un poquito nomás; no mucho, casi nada. Por ejemplo, José María Pemán.
Tiene ese modo elíptico para hablar de las cosas de Dios, característico de occidente y -como decía ayer- tan característico del occidente cristiano, hoy día.
Insisto, esto no parece ser ni bueno ni malo. Sólo distinto. Trasluce un cierto pudor (¿respeto?, ¿devoción?) que impide referirse tan directamente a, por ejemplo, la Vírgen María.
Aquí va una:

BELLEZA SERENA
Única turbación y melodía
de tu belleza toda en paz lograda,
la fuga musical de tu mirada,
sobre la sabia y pura geometría
de tu cuerpo sin tacha, es una fuente
con dos chorros de luz, que habla de cosas
lejanas y de estrellas misteriosas
más allá de la Forma y del Presente.
Ciega, por eso, mi alma te desea
como una estatua, porque así, hecha idea,
nada turbe tu plástica armonía;
y así, ya sin lejanas alusiones,
como el jazmín serena al mediodía,
tu perfección serene mis pasiones.


Y aquí otra:

Como en el agua pura y remansada
se reflejan los juncos y las flores,
se refleja en tu frente inmaculada,
la Belleza increada
del Dios de los amores.
Y el pobre peregrino
que va por esta senda de dolores
en busca de un amor grande y divino
que calme su ambición y sus ardores,
mira en tus dulces ojos, Madre mía,
esa divina hartura
de Amor y de Hermosura,
que el corazón ansía,
esa felicidad augusta y plena
que hace en la tierra adivinar el Cielo,
esa quietud beatísima y serena,
esa embriaguez de gracia y de consuelo
que hace olvidar tristezas y pesares,
y es la hartura inefable y deliciosa,
con que embriagaba al rey de los Cantares.

20 julio 2005

No soy lector de diarios, así que este encuentro -que para otros podría ser casual- lo considero casi providencial. La cuestión es que, en casa ajena, me topé con esta nota sobre el "poeta croata".
Y, a qué negarlo, la idea de la poesía de un lugar para nosotros ignoto es, cuando menos, atractiva. Le hace pensar a uno en iconos y guerra.
Para despertar el vicio de la curiositas.
Vicio que (Dios, a veces, actúa a través de causas insospechadas), internet mediante, me hizo conocer al tal Drago Stambuk y esta elegía mariana que es, creo, una de las más maravillosas cosas dichas por un poeta contemporáneo.
Es que, aquí, en occidente, tenemos una especie de pudor a hablar tan "cristianamente", aún los poetas y escritores cristianos. Preferimos el disfraz, la alegoría.
Esto no es malo; todo lo contrario. Pero ocurre que cuando encontramos poetas como don Stambuk nos suenan como una bofetada a nuestra profesión de fe casi subrepticia.

CROATIAM AETERNAM
La virgen con los niños habla croata
y cierra la puerta del fin de los tiempos.
Quien entra último
se arrimará, en un vivo árbol,
con las manos separará el trueno del rayo,
descubrirá los elementos
y entenderá las despedidas humanas.

Ser elegido en la cola del tiempo,
mientras se apaguen los pueblos y las estrellas,
es la gracia más grande que ser el primogénito.
Antes hablábamos de los signos previos,
ahora todo indica
el momento decisivo de las desinencias.

¿Quién podía presentir alguna vez
que la Virgen es el tope de nuestro destino?
Nieve indestructible
revelación de las intenciones de la historia.
Reina de las islas y de la tierra firme, stella
maris, brillante sobre las naves lentas.

Oh, corrientes ágiles adriáticas,
mécenme, introdúzcanme suavemente
debajo del ala lunar del olvido.
Recúbranme con besos tímidos
mientras la luz desciende
de las estrellas croatas.


Impresiona también su descarado patriotismo: la vírgen habla croata, las estrellas son croatas. ¿Occidente ha perdido esa brutal honestidad o nunca la tuvo?.
No lo sé.

18 julio 2005

Esto es un poco largo; pero lo vale. Es increíble cómo el mundo, descristianizado, también ha perdido estas virtudes, las del mundo pagano. Uno tendería a pensar que, excluída la religión, quedaría la pura moral natural. Pero no es así. El cristianismo dejo una huella tan profunda en la historia que ya es -guste o no- imprescindible para la salud moral universal.

VERSOS DE ORO
Honra, en primer lugar, y venera a los dioses inmortales,
a cada uno de acuerdo a su rango.
Respeta luego el juramento, y reverencia a los héroes ilustres,
y también a los genios subterráneos:
cumplirás así lo que las leyes mandan.
Honra luego a tus padres y a tus parientes de sangre.
Y de los demás, hazte amigo del que descuella en virtud.

Cede a las palabras gentiles y no te opongas a los actos provechosos.
No guardes rencor al amigo por una falta leve.

Estas cosas hazlas en la medida de tus fuerzas,
pues lo posible se encuentra junto a lo necesario.

Compenétrate en cumplir estos preceptos,
pero atiénete a dominar
ante todo las necesidades de tu estómago y de tu sueño,
después los arranques de tus apetitos y de tu ira.


No cometas nunca una acción vergonzosa,
Ni con nadie, ni a solas:
Por encima de todo, respétate a ti mismo.

Seguidamente ejércete en practicar la justicia, en palabras y en obras,
Aprende a no comportarte sin razón jamás.

Y sabiendo que morir es la ley fatal para todos,
que las riquezas, unas veces te plazca ganarlas y otras te plazca perderlas.

De los sufrimientos que caben a los mortales por divino designio,
la parte que a ti corresponde, sopórtala sin indignación;
pero es legítimo que le busques remedio en la medida de tus fuerzas;
porque no son tantas las desgracias que caen sobre los hombres buenos.


Muchas son las voces, unas indignas, otras nobles, que vienen a herir el oído:
Que no te turben ni tampoco te vuelvas para no oírlas.
Cuando oigas una mentira, sopórtalo con calma.

Pero lo que ahora voy a decirte
es preciso que lo cumplas siempre:
Que nadie, por sus dichos o por sus actos,
te conmueva para que hagas o digas nada que no sea lo mejor para ti.

Reflexiona antes de obrar para no cometer tonterías:
Obrar y hablar sin discernimiento es de pobres gentes.
Tú en cambio siempre harás lo que no pueda dañarte.


No entres en asuntos que ignoras,
mas aprende lo que es necesario:
tal es la norma de una vida agradable.

Tampoco descuides tu salud,
ten moderación en el comer o el beber,
y en la ejercitación del cuerpo.
Por moderación entiendo lo que no te haga daño.
Acostúmbrate a una vida sana sin molicie,
y guárdate de lo que pueda atraer la envidia.

No seas disipado en tus gastos
como hacen los que ignoran lo que es honradez,
pero no por ello dejes de ser generoso:
nada hay mejor que la mesura en todas las cosas.

Haz pues lo que no te dañe, y reflexiona antes de actuar.
Y no dejes que el dulce sueño se apodere de tus lánguidos ojos
sin antes haber repasado lo que has hecho en el día:
"¿En qué he fallado? ¿Qué he hecho? ¿Qué deber he dejado de cumplir?"
Comienza del comienzo y recórrelo todo,
y repróchate los errores y alégrente los aciertos.

Esto es lo que hay que hacer.
Estas cosas que hay que empeñarse en practicar,
Estas cosas hay que amar.
Por ellas ingresarás en la divina senda de la perfección.
¡Por quien trasmitió a nuestro entendimiento la Tetratkis,
la fuente de la perenne naturaleza.

¡Adelante pues! ponte al trabajo,
no sin antes rogar a los dioses que lo conduzcan a la perfección.
Si observares estas cosas
conocerás el orden que reina entre los dioses inmortales y los hombres mortales,
en qué se separan las cosas y en qué se unen.

Y sabrás, como es justo, que la naturaleza es una y la misma en todas partes,
para que no esperes lo que no hay que esperar,
ni nada quede oculto a tus ojos.


Conocerás a los hombres,
víctimas de los males que ellos mismos se imponen,
ciegos a los bienes que les rodean, que no oyen ni ven:
son pocos los que saben librarse de la desgracia.
Tal es el destino que estorba el espíritu de los mortales,
como cuentas infantiles ruedan de un lado a otro,
oprimidos por males innumerables:
porque sin advertirlo los castiga la Discordia,
su natural y triste compañera,
a la que no hay que provocar, sino cederle el paso y huir de ella.

¡Oh padre Zeus! ¡De cuántos males no librarías a los hombres
si tan sólo les hicieras ver a qué demonio obedecen!

Pero para ti, ten confianza,
porque de una divina raza están hechos los seres humanos,
y hay también la sagrada naturaleza que les muestra y les descubre todas las
cosas.
De todo lo cual, si tomas lo que te pertenece,
observarás mis mandamientos,
que serán tu remedio, y librarán tu alma de tales males.

Abstienete en los alimentos como dijimos,
sea para las purificaciones, sea para la liberación del alma,
juzga y reflexiona de todas las cosas y de cada una,
alzando alto tu mente, que es la mejor de tus guías.

Si descuidas tu cuerpo para volar hasta los libres orbes del éter,
serás un dios inmortal, incorruptible,
ya no sujeto a la muerte.


Pitágoras

16 julio 2005

¡Esto es de Moratín!. Se lo escuché a mi abuelo cientos de veces, siempre me hizo gracia. Lo encontré recién. Aquí va; más que todo para no volverlo a perder.

SABER SIN ESTUDIAR
Admiróse un portugués
de ver que en su tierna infancia
todos los niños en Francia
supiesen hablar francés.
«Arte diabólica es»
dijo, torciendo el mostacho,
«que para hablar en gabacho,
un fidalgo en Portugal
llega a viejo, y lo habla mal;
y aquí lo parla un muchacho.»

13 julio 2005

Quevedo. No es éste el trance en el que estoy; pero es al que -espero- estoy yendo. Ocurre que siempre hay tantas cosas antes (tan urgentes, tan apremiantes). Me encuentro en estos días leyendo un montón de cosas que no quiero leer, sabiendo que, a cada paso, me voy a encontrar con más y más obviedades. Y espero.

Retirado en la paz de estos desiertos,
con pocos, pero doctos libros juntos,
vivo en conversación con los difuntos,
y escucho con mis ojos a los muertos.

Si no siempre entendidos, siempre abiertos,
o enmiendan, o fecundan mis asuntos;
y en músicos callados contrapuntos
al sueño de la vida hablan despiertos.


Las grandes almas que la muerte ausenta,
de injurias de los años vengadora,
libra, ¡oh gran don Joseph!, docta la imprenta.

En fuga irrevocable huye la hora;
pero aquélla el mejor cálculo cuenta,
que en la lección y estudios nos mejora.

12 julio 2005

¿Quién no ha leído, en su infancia, "Platero y yo"?. El nombre de Juan Ramón Jimenez es casi un símbolo de nuestra primaria escolar. In memoriam de esos tiempos (que en realidad no han muerto), va esto:

A MI ALMA
Siempre tienes la rama preparada
para la rosa justa; andas alerta
siempre, el oído cálido en la puerta
de tu cuerpo, a la flecha inesperada.

Una onda no pasa de la nada,
que no se lleve de tu sombra abierta
la luz mejor. De noche, estás despierta
en tu estrella, a la vida desvelada.

Signo indeleble pones en las cosas.
luego, tornada gloria de las cumbres,
revivirás en todo lo que sellas.

Tu rosa será norma de las rosas;
tu oír, de la armonía; de las lumbres
tu pensar; tu velar, de las estrellas

08 julio 2005

Esto es de la Liturgia de las Horas de mañana, sábado. Lo llevo conmigo casi siempre, en los momentos más inesperados uno puede encontrarse con algunos minutos para leer algo, una espera en alguna oficina pública, un colectivo que se demora en venir, un inusual taxista silencioso.

Patriarcas que fuisteis la semilla
del árbol de la fe en siglos remotos,
al vencedor divino de la muerte,
rogadle por nosotros.

Profetas que rasgasteis inspirados
del porvenir el velo misterioso,
al que sacó la luz de las tinieblas,
rogadle por nosotros.

Almas cándidas, santos inocentes,
que aumentáis de los ángeles el coro,
al que llamó a los niños a su lado,
rogadle por nosotros.

Apóstoles que echasteis en el mundo
de la Iglesia el cimiento poderoso,
al que es de la verdad depositario,
rogadle por nosotros.

Mártires que ganasteis vuestra palma
en la arena del circo, en sangre rojo,

al que os dió fortaleza en los combates,
rogadle por nosotros.

Vírgenes, semejantes a azucenas
que el verano vistió de nieve y oro,
al que es fuente de vida y hermosura,
rogadle por nosotros.

Monjes que de la vida en el combate
pedisteis paz al claustro silencioso,
al que es iris de calma en las tormentas,
rogadle por nosotros.

Doctores cuyas plumas nos legaron
de virtud y saber rico tesoro,
al que es caudal de ciencia inextinguible,
rogadle por nosotros.

Soldados del ejército de Cristo,
santas y santos todos,
rogadle que perdone nuestras culpas
a aquel que vive y reina entre nosotros.


Es una maravillosa advocación a la Iglesia toda (pasada, presente y futura) en sólo nueve estrofas. Nadie queda afuera.

07 julio 2005

Y sí. Si me apuran, si realmente me apuran, prefiero a Francisco Luis Bernardez. Y si me apuran un poco más, me quedo con éste:

SONETO LEJANO
Bello sería el río de mi canto,
que arrastra por el mundo su corriente,
si dicho canto no naciera en cuanto
el río se separa de la fuente.

Bello sería el silencioso llanto
de la estrella en la noche de mi frente
si dicha estrella no distara tanto
de quien le da la luz resplandeciente.


Bello sería el árbol de mi vida
si la raíz de amor lo sostuviera
sin estar alejada y escondida.

Bello sería el viento que me nombra
si la voz que me llama no estuviera
perdida en la distancia y en la sombra.


De paso, este soneto trae un poco de luz sobre el tema de la vez pasada

05 julio 2005

No estoy muy seguro de que, como afirman algunos que vale la pena escuchar, aquel que es capaz de percibir (o crear) Belleza, termina llevado indefectiblemente a creer en Cristo.
Pero lo que sí parece seguro es que "lo Bello" sí cree, digamos, de por sí... incluso, a veces, en contra de lo que piense su creador.
¿No me creen?. Lean estos versos, muy católicos ellos.

LO QUE DEJE POR TI
Dejé por tí mis bosques, mi perdida
arboleda, mis perros desvelados,
mis capitales años desterrados
hasta casi el invierno de la vida.
Dejé un temblor, dejé una sacudida,
un resplandor de fuegos no apagados,
dejé mi sombra en los desesperados
ojos sangrantes de la despedida.
Dejé palomas tristes junto a un río,
caballos sobre el sol de las arenas,
dejé de oler la mar, dejé de verte.
Dejé por tí todo lo que era mío.
Dame tú, Roma, a cambio de mis penas,
tanto como dejé para tenerte.


Y, después, la biografía de su autor. Para pensarlo, ¿no?.

04 julio 2005

Algo de Marechal que encontré revisando mis cosas. No creo (o, al menos, no recuerdo) haberlo leído antes. Para aquello de la "moción helicoidal", conviene leer "Descenso y Ascenso del alma por la belleza";... en realidad "Descenso..." HAY que leerlo.




DEFINICIONES

Te propongo, con ánimo docente,
Varias definiciones de tu cuerpo.

La viajera: “Es un traje de turismo,
entre los muchos que ha de usar tu ser
cumpliendo su moción helicoidal”.

La tenebrosa: “Es el cajón de muerte
o el ataúd grosero en que tu alma
yace y espera su liberación”.

La hotelera: “Tu cuerpo es una casa
que has de habitar un día y una noche”.

La fabril: “Es un útil de trabajo,
una herramienta noble (martillo, escoplo, arado)
con que realiza el alma sus oficios terrestres”.

Sea un útil o un traje, sea chalet o féretro,
cuidarás ese poco de tierra necesaria.
Ni adores a tu cuerpo ni le des latigazos:
es un buey de ojos tristes, pero muy obediente
si no lo abruma el yugo, ni le sobra la alfalfa.

LEOPOLDO MARECHAL


De todo lo que se dice, "ese poco de tierra necesaria" es la definición más rotunda y acabada de lo que somos en este mundo.

01 julio 2005

Famosa por "Las alas del deseo", esta poesía es un buen compendio de la nostalgia a la niñez perdida; leída en otra clave, es un deseo de recuperar la inocencia perdida.

Ahí va Peter Handke

Cuando el niño era niño
iba con los brazos colgantes
qería que el arroyo fuera río
que el río fuera torrente
y este charco el mar

Cuando el niño era niño
no sabia que era niño
todo le parecia animado
y todas las almas eran un todo

Cuando el niño era niño
no opinaba de nada
no tenia ningún hábito
frecuentemente se sentaba en cuclillas
de pronto se echaba a correr
tenia un remolino en el pelo
y nunca posaba cuando le tomaban una foto


Cuando el niño era niño
era el tiempo de estas preguntas
¿por que yo soy yo y no soy tu?
¿por qué estoy aquí y por que no allá?
¿cuando empezó el tiempo y donde acaba el espacio?
¿es la vida bajo el sol tan solo un sueño?
¿lo que veo y oigo y huelo
no es sólo la apariencia de un mundo frente al mundo?
¿realmente existen el mal y gente que es mala?
¿como es posible que yo, que existo
no haya sido antes de existir y que alguna vez yo,
que existo ya no sere quien soy?

Cuando el niño era niño
le costaba tragar las espinacas,
los chicharos, el arroz con leche y la coliflor al vapor
y ahora come todo, no solo por necesidad.

Cuando el niño era niño
alguna vez despertó en una cama extraña
y ahora lo hace seguido.
Muchas personas le parecian bellas
y ahora, solo en ocasiones de suerte.
Se imaginaba claramente un paraiso
y ahora, cuando mucho, lo adivina.
No podia pensar una nada
y hoy se estremece ante ella.

Cuando el niño era niño
jugaba entusiasmado
y ahora se concentra como antes
solo cuando se trata de su trabajo.


Cuando el niño era niño,
como alimento le bastaba
una manzana y pan
y así sigue siendo

Cuando el niño era niño
las moras le caían en la mano
como solo ellas lo hacen
y así sigue siendo.
Las nueces frescas
le escalaban la lengua
y así sigue siendo.
En cada monte ansiaba
el monte mas alto
y en cada ciudad ansiaba
una ciudad aún mayor
y sigue siendo igual.
En la punta de un árbol
cortaba las cerezas
emocionado como
lo sigue estando.
Era tímido ante los extraños
y lo sigue siendo.
Esperaba la primera nieve
y la sigue esperando.


Cuando el niño era niño
tiraba un bastón como
lanza contra un árbol
y esta aún sigue
vibrando ahí.


Muchas gracias, "Anónimo", es verdad, vale la pena leer esto.

Pie de imprenta: "Logroño. Imprenta Moderna, Duquesa Victoria, 30". No tiene año de publicación pero obviamente es circa 1940. ¿El título?. Simple, casi irritante por su evidente lugar común: "Recuerdos".
Reconozco que soy ignorante en estos menesteres de la poética pero, en lo que a mí respecta, el nombre no me dice nada: José Beltrán. Y está bien que así sea, casi es mejor que sea algo perdido; algo que la bibliografía se haya empecinado en olvidar:


Noble tierra
que la guerra
trocó en ancho mar bermejo
de sangre, que es roja lumbre;
sagrada y celeste cumbre
de ideal y de virtud:
costado abierto de España
donde se mira y se baña
la española juventud;
hoguera santa, que alegra
porque su fuego sagrado
quema la Leyenda Negra,
que inventó el mundo malvado;
¡España! tus paladines
han vencido al mundo entero.
Del orbe por los confines
suenan cajas y clarines.
¡Resucita, Padre Homero,
toma la bélica trompa,
y su valor sin segundo
relumbre por todo el mundo
con la majestad y la pompa
de tu hexámetro rotundo!


¿Bastante barroco, no?. Es entendible: su autor tenía sólo dieciseis años cuando murió, en el frente de Sigüenza.