05 julio 2005

No estoy muy seguro de que, como afirman algunos que vale la pena escuchar, aquel que es capaz de percibir (o crear) Belleza, termina llevado indefectiblemente a creer en Cristo.
Pero lo que sí parece seguro es que "lo Bello" sí cree, digamos, de por sí... incluso, a veces, en contra de lo que piense su creador.
¿No me creen?. Lean estos versos, muy católicos ellos.

LO QUE DEJE POR TI
Dejé por tí mis bosques, mi perdida
arboleda, mis perros desvelados,
mis capitales años desterrados
hasta casi el invierno de la vida.
Dejé un temblor, dejé una sacudida,
un resplandor de fuegos no apagados,
dejé mi sombra en los desesperados
ojos sangrantes de la despedida.
Dejé palomas tristes junto a un río,
caballos sobre el sol de las arenas,
dejé de oler la mar, dejé de verte.
Dejé por tí todo lo que era mío.
Dame tú, Roma, a cambio de mis penas,
tanto como dejé para tenerte.


Y, después, la biografía de su autor. Para pensarlo, ¿no?.