07 febrero 2006

Aniversario


Se me pasó. Por unos días, nada más.
Es que fue el trajín del comienzo del año, las mil preocupaciones, los planes y las nuevas perspectivas.

El 2 de febrero este pequeño y modesto blog cumplió su primer año de vida.

En verdad, debo reconocerlo, estoy orgulloso. Es que Voluntad no es mi fuerte. Nunca pensé que, con este tímido comienzo, iba a llegar a donde estoy.
Y no porque Cuaderna sea algo maravilloso, ni mucho menos; tampoco por que tenga grandes afluentes de visitas ni porque haya descubierto o develado algo nuevo en mí. De hecho, fue pensado como un espacio anónimo. Pocos saben que lo tengo; es más, Cuaderna transcurrió alegremente en el anonimato hasta que me “descubrieron” aquí.

Transcurrido este año, me atreveré, en estos días, a algunas definiciones.

Cuaderna ya tiene su personalidad, su color definido, sus objetivos claros y su metodología testeada. Tiene padres (ya hablaremos de ellos), tiene hijos (ídem) y tiene “amigos” y “hermanos” (ídem, ídem).
No es que Cuaderna me “sirva” en el sentido mas prosaico de la palabra. Es más, no sirve para nada, a veces ni siquiera para ser leído; pero por lo menos hoy puedo reconocerle un esqueleto que lo mantiene en pie y un motor que lo mueve.

Por eso, en estos días, intentaré responder (responderme) algunas preguntas.
Para empezar, la próxima entrada:

¿Por qué “Cuaderna”?