17 diciembre 2005

De lugares y estaciones

Si estoy acá escribiendo, es que no estoy donde me gustaría estar. Es sábado. Un luminoso sábado de diciembre.
Y estoy acá, metido en un lugar cualquiera de esta ciudad. Buenos Aires no está hecha para diciembre.
Más allá de su febril inquietud (“hormiguero pateado”, le decía Andrés Chazarreta), en este mes se pone absolutamente insoportable. Húmeda, calurosa, se despereza con irritación y se aburre.
Ya pasó la primavera (Buenos Aires es una ciudad de primavera: esa es su estación), ya se cayeron las flores del jacarandá. Buenos Aires ya dio todo lo que tiene para dar.


En lo que a ella respecta, el año terminó. Y eso la irrita.

Y ahora hay que mirar para otro lado, hay que escaparle a Buenos Aires. Nada peor que una mujer (Buenos Aires es mujer, su alma es femenina) que ha agotado sus bellezas, y lo sabe. Descargará su frustración contra todo el que se encuentre a su alcance.

¿Y adonde hay que mirar? ¿Podría elegir esto?:




Ud. haga lo que quiera: “sobre gustos no hay nada escrito”, dicen. Pero en lo que a mí se refiere, ni por asomo me verán por esos lados: esgrimo casi como un trofeo, como una hazaña épica y un acto heroico mis años sin ir a la playa.

¿Adónde iría?. Acá:

Canción de verano y remo (Aníbal Sampayo Arrastue)
Con un torrente gris de paloma
y una canción de verano y remo,
como una lluvia de sol y arena
se va la tarde, novia del tiempo.

Ya mi leñita se vino agreste
de tus racimos nácar y miel.
Todo el paisaje me huele a verde
crecen mis venas, hierve tu piel.

(Estribillo)
Cintura de arena, azul pentagrama,
distancia y camino, sonora es el agua.
Llévame contigo donde nace el mar
y la luna muere mojando el trigal

Un cielo rosa flecha las lunas
su cruz en vuelo tiende el biguá
y el río estira su piel lobuna
bajo un diciembre tibio y frutal.

Pasa entre juncos la enorme boa
mordiendo el verde arrullo del viento.
Un cisne oscuro, lenta canoa,
con un adiós de verano y remo.

Sí, al Paraná.
Diciembre es el mes del Paraná. Le sienta bien diciembre, se siente cómodo, fuerte, despierto (el Paraná es hombre, su alma es viril).

El verano es su estación. Se despliega (lluvia de sol y arena), lento y marrón (piel lobuna), canta en sus orillas (cintura de arena, azul pentagrama), despliega sus insólitos cielos (flecha las lunas).

Creo que la mejor descripción del Paraná está en esta canción: su paisaje huele a verde.