09 agosto 2005

Santa Teresa Benedicta de la Cruz, Edith Stein, 1891-1942, carmelita descalza, filósofa, mártir, copatrona de Europa.



“...vuestro Padre celestial no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños.” (Mt 18,14)

A DIOS PADRE
Bendice el ánimo agobiado de pena de los oprimidos por el dolor,
La pesada soledad de almas hundidas;
El ser totalmente agitado de los hombres,
el sufrimiento que el alma nunca ha confiado a otra alma hermana.

Bendice ese grupo de caminantes nocturnos,
Los que no temen caminos desconocidos.
Bendice a los hombres necesitados, que en este momento están muriendo,
Dales, Dios bueno, un feliz y tranquilo final.

Bendice los corazones de todos, en especial, Señor, los entristecidos,
Sobre todo alivia a los enfermos, da paz a los atormentados.
Enseña olvidar a los que llevaron su amor al sepulcro.
Haz que en todo el mundo no viva un corazón bajo el tormento del pecado.

Bendice a los alegres, Señor, consérvalos bajo tu protección.
Todavía nunca me has quitado el vestido de luto.
A veces siento pesada la carga sobre mis cansadas espaldas,
Pero si tú me das fuerza,
llevaré esta carga como penitencia hasta el sepulcro.

Después bendice mi sueño, el sueño de todos los muertos.
Recuerda lo que tu Hijo sufrió por mí en la angustia de muerte.
Tu Ser tan misericordioso para con todas las necesidades humanas
Dé el descanso a todos los muertos en tu paz eterna.