08 febrero 2006

¿Por qué "Cuaderna"?

Mi obsesión son las palabras; mi vocación son las palabras. Juego con ellas, trabajo con ellas, las estudio, las presiento, las descubro, las moldeo, las adorno.
Vivo en un mundo (pequeño mundo) de palabras.
Este blog es sólo un lugar mas donde hago algo con ellas (“Cómo hacer cosas con palabras”, se titula un inquietante libro).
Y como me gustan las palabras prefiero de ellas ese delgado puente que las conecta –imperceptible, sutilmente– con las cosas que nombran. Con el mundo.
Esta relación, todos lo saben, se llama “semántica”. Y es un ámbito maravilloso en el que no todo es lo que parece y en el que siempre se descubre algo nuevo: un énfasis, un tinte, una entonación que entreabre la realidad (la Realidad) en nuevos horizontes.

¿Qué tiene que ver esto con el título de esta entrada?
Pues que, precisamente, mi decisión (¡creadora!) al iniciar este blog de llamarlo “Cuaderna” tiene su origen en esta riqueza semántica. Esta palabra tiene su dobleces, sus paradojas y sus insinuaciones.

CUADERNA es, en primer lugar, palabra cercana a “cuaderno”, esto es, un diario de navegación o guía de ruta (cuaderno de bitácora).

CUADERNA es, además, las piezas curvas que, encajadas en las quillas de los buques, arrancan a derecha e izquierda, en ramas simétricas, formando las costillas del casco.

CUADERNA es, también, la estrofa característica del Mester de Clerecía, de los siglos XIII y XIV; compuesta de cuatro versos alejandrinos monorrimos (cuaderna vía).

CUADERNA es, por último, la división geográfica de la entrañable “Comarca” de los hobbits.

En lo más alto de la borrachera colectiva, en la Glorieta de Siro, Adán Buenosayres demuestra a sus compañeros que la mente humana no puede no crear relaciones entre las palabras mas disímiles y “lejanas”. Cualquier unión de palabras, por más caótica o azarosa que parezca, inmediatamente se presenta a la inteligencia con una ligazón lógica.
(Les aseguro que es cierto. Hice la prueba cientos de veces, en todos lados, en cualquier momento y siempre, siempre, la mente encuentra una unión).

Esto es lo que me ocurrió con “Cuaderna”.
Estos significados, todos, adquirieron un sentido unánime en la construcción de este blog.
Cuaderna (el blog) es lo que ha unido estos mundos semánticos distantes.

CUADERNA es un “casi-cuaderno”, una especie de diario de navegación de ciertos aspectos de mi vida; pero no es un diario personal. En él vuelco algunas cosas (sólo algunas) que me son caras.

A su vez, representa el armazón con el que cotidianamente me enfrento a este mar que es la vida diaria. Mi “horizonte mental”, el tamiz desde el cual percibo el mundo está íntimamente constituido de las dos cosas esenciales que, también, conforman Cuaderna: poesía y catolicismo.
La alegoría es simple, casi infantil, y nada extraña a los católicos: Duc in altum.

También es donde quiero hacer confluir lo mejor de la poesía (y la peor: la mía). Y, como en aquella maravillosa época de la que la Cuaderna Vía es signo y referencia, amalgamar poesía y religión: mostrar el mundo en la metáfora; pero no en honor al mundo en sí, sino porque éste es reflejo de Dios.

Por fin, este blog es también un lugar de paz; al igual que las cuadernas de la Comarca. Afuera está el mundo “real”; allí acechan los enemigos, está la lucha. Pero aquí todo está en calma; las guerras exteriores sólo reverberan de tanto en tanto, como ecos lejanos.