03 junio 2005

Gabrielle D'Annunzio. Un día una periodista le preguntó qué opinión le merecían los genios:
-El genio es siempre un caso patológico y sin duda se abusa del término. Muchos que pasan por serlo han sido incluso tontos. Concretamente, en Italia sólo sé de dos. Uno, Leonardo da Vinci, a un tiempo pintor, escultor, inventor, matemático y filósofo...
-¿Y el otro...? -inquirió ingenuamente el periodista.
D'Annunzio le miró con desdén y le dejó con la palabra en la boca..




VAS SPIRITUALE
La diestra espiritual sobre un salterio,
solemne y taciturna,
una mujer vigila en el misterio
de la hora nocturna.

Un gran bosque de símbolos circunda,
a esa mujer. Sobre su frente pía
que ultraterrena claridad inunda,
tiende su red la gótica arquería
de vasto templo. Aladas potestades
pueblan las anchas naves penumbrosas
y sobre el mármol blanco de las losas
tumulares, reposan indolentes
las estatuas yacentes
entre guirnaldas de eternales rosas.

Cabe las puertas de bruñido cedro
que guardan el letárgico reposo
del santuario, y en frisos y molduras
se mezclan en hieráticas posturas
los monstruos de un bestiario fabuloso.

Ella, bajo la albura de la estola
medita blanca, sola
y solemne. Parece que concreta
en sí las tres Virtudes Teologales;
en círculo, los signos zodiacales
la nimban los cabellos de violeta.

Plumas y gemas de irisados brillos
constelan su pesado vestimento;
su diestra espiritual, llena de anillos
áureos, reposa sobre el instrumento
y al pie de ella un pontífice latino
mueve en un ritmo acompasado y lento
un frágil incensario de oro fino.

Versión de Luis A. Cano